22.10.2018.- Entre las muchas cosas buenas que tiene Crevillent, resalta la cantidad de crevilllentinos que destacan en la práctica deportiva. Es habitual ver practicar deporte en todo el término municipal. Las camisetas que despuntan desde el alba al anochecer es una constante que induce a pensar que a la inmensa mayoría de crevillentinos nos gusta el deporte, en todas sus especialidades.
Esta es una tierra que por sus especiales características ha forjado la voluntad y decisión de muchos jóvenes para realizar su sueño, ser buenos deportistas, algunos alcanzan los primeros puestos en las carreras y competiciones, otros simplemente se esfuerzan por continuar luchando para mantenerse en buenas condiciones físicas y la inmensa mayoría nos conformamos con cumplir el ritual necesario de los X pasos diarios y semanales para superar las dificultades que nos impone el paso del tiempo. A todos nos guía la idea de conseguir una mejor calidad de vida a través del deporte.
En todas partes y lugares existen referentes en los que nos fijamos para cumplir metas. En el deporte no sólo es importante ser el primero sino estar el primero para ayudar a los demás, para servir a los demás, para guiar, para formar, para enseñar… El referente en deportes de aire libre, en montañismo, senderismo, escalada, etc. que ha hecho proezas extraordinarias a lo largo de su vida, es Francisco Candela Pastor, Paco Cipol, el niño que empezó en el Centro Excursionista con un grupo de amigos y que se hizo hombre amando a la montaña. Difícil es hablar del Centro Excursionista sin que aparezca por todos lados su nombre a través de los tiempos. Difícil es asumir que Paco ya no está, recuerdo la alegría e ilusión con la que se fue a su último viaje y que me expresaba diciendo que cuando volviera teníamos que disfrutar con el reportaje de la expedición al Himalaya.
Siempre nos contagiaba con su buena disposición para marcar metas y conseguir realizar sus sueños. Hoy nos queda el amargo recuerdo de una pérdida que se produjo lejos de su familia, que le adoraba, lejos de Crevillent.
Sería fácil recurrir al socorrido apunte de que está donde le producía mayor alegría y satisfacción personal, donde disfrutaba de su experiencia deportiva, que era su pasión, pero no sería verdad porque está lejos de su Crevillent y con la pena de no poder estar con su familia, con Tere, con sus hijos y nietos. Todos muy tristes y desechos por su pérdida y porque tampoco han podido despedirse en los momentos finales.
Es muy triste la fatal situación que se ha producido, la familia del deporte está de luto porque su referente de toda una vida ha desaparecido y, con él, todo el apoyo que prestaba a los compañeros. No lo tendremos para adiestrarnos en la utilización de las cuerdas, mosquetones y demás técnicas de escalada, en las que era un maestro por experiencia, práctica y a su vez incansable propósito de aprender, pero sí sabemos los crevillentinos que tendremos en lo alto de cada cima, de cada montaña, al instructor que nos daba los consejos que necesitábamos para reanudar el camino, para seguir practicando el deporte que nos apasiona, para continuar amando la sierra que dibujó su carácter rebelde e imprimió su forma de ser que nos cautivó y para disfrutar de la ilusión que nos transmitía con sus proyectos.
En la cordillera lejana donde nos dejaste y en nuestro Crevillent, del que te sentías orgulloso, siempre te recordaremos como el buen amigo del “Sentro”, Paco “el Sipol”. Descansa en paz, querido amigo.
EL CONCEJAL DE DEPORTES
Manuel Moya Ferrández.