El Gobierno de Crevillent: ¿casualidades o irresponsabilidades?

Puede que sea casualidad. O, quizás, puede que sea fruto de la irresponsabilidad, de la incompetencia o, por qué no, de la prepotencia. Esto que escribo va dirigido a las formas de gobernar Crevillent por parte del Partido Popular, pero muy especialmente por parte del alcalde César Augusto Asencio. Un gobierno del PP que fue posible gracias a que Ciudadanos decidió permitir que el PP continuase en el poder.

En este 2015 han sido ya dos los contratos que la justicia ha declarado nulos por no ajustarse a la legalidad. El primero de ellos, el contrato de recogida de basuras que se adjudicó a la empresa FCC, por valor de casi dos millones de euros cada año. El otro, el contrato, por valor de algo más de dos cientos mil euros anuales para la gestión de residuos con la mercantil Abornasa, situada dentro del área del paraje natural de El Fondo.

Estos dos casos de anulación de contratos en una materia de especial importancia como son los residuos pueden ser, como he dicho antes, fruto de la casualidad; aunque más bien me inclino por la segunda de las posibilidades: la incompetencia, la irresponsabilidad y la prepotencia co la que César Augusto Asencio ha gobernado este pueblo como, si haciendo honor a su nombre, de un emperador todopoderoso se tratase.

La gestión política –no así la meramente administrativa en manos de los trabajadores públicos, con un trabajo irreprochable- de los asuntos públicos de nuestro municipio deja mucho que desear, lejos de ser una gestión en el cual se primen principios tales como el interés general, el bien común, la objetividad en las decisiones y el acceso a la participación ciudadana, y eso se refleja, efectivamente en estos dos casos de contratos que los juzgados se han encargado de echar para atrás, pero también en los conflictos abiertos por parte del gobierno local con trabajadores públicos que están viendo vulnerados sus derechos, y que día a día están exigiendo sus derechos legítimos.

Esta situación es insostenible. Tenemos un alcalde que ante cada varapalo recibido por parte de los tribunales, no ha sabido más que echar balones fuera, culpando a otras administraciones o incluso a los grupos de la oposición –a quien sea menos asumir sus responsabilidades como primera autoridad local. Cabe recordar en este sentido la sentencia que obligó a pagar cinco millones de euros por los terrenos expropiados, cantidad desorbitada fruto de la mala gestión de nuestro alcalde, y que, como es evidente, no saldrá de su bolsillo, sino de la caja común de toda la ciudadanía de Crevillent, como si sobrase el dinero y no hubiese temas de urgencia y de gran importancia que solucionar. O como ocurre con el caso de las dos sentencias declarando nulos los contratos de cuya anulación y de sus presumibles terribles consecuencias el alcalde culpa, de nuevo a la oposición, en este caso al grupo L’Esquerra, en lugar de admitir que ha sido su irresponsabilidad la que ha dado lugar a que sean los tribunales, y no ningún grupo, quien haya decidido parar las actuaciones irresponsables del alcalde.

Esto no puede seguir así. Algunos han de comenzar a entender que el ayuntamiento es la institución del pueblo y que el gobierno local debe tener como fin último garantizar el interés general y el bien común de la ciudadanía, y no convertirlo en un cortijo propio donde hacer y deshacer de forma caprichosa y a su libre voluntad.

Por ahora, el gobierno local se mantiene en manos del PP, gracias a la decisión del grupo Ciudadanos de no sumarse a una apuesta plural por el cambio en nuestro pueblo, anteponiendo los intereses y las directrices de su partido a nivel estatal, al bienestar de la ciudadanía crevillentina. Ahora que están viviendo en primera persona como funciona este ayuntamiento, la pregunta que cabe lanzarles es: ¿están ustedes dispuestos a seguir permitiendo un gobierno como este? El cambio está en sus manos.

 

Vicent Selva

Concejal de L’Esquerra

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