Colaboraciones: «En referencia a una publicación que se hizo de Crevillent en un periódico de la provincia»

El pasado martes día 22 de agosto de 2017 se publicó en un periódico de la provincia de Alicante un reportaje con el titular “Crevillent, el cruce de culturas” acompañado de una gran fotografía y al pie de está, el siguiente enunciado; “es un ejemplo de respeto que persigue la integración total”. En el interior y dentro del reportaje sobre los atentados Yihadistas en Cataluña, tenemos el honor de tener toda una página dedicada a la condena de algunos magrebíes, residentes en mi localidad, a los tristes acontecimientos acaecidos recientemente en varias ciudades españolas.

El motivo de esta misiva es aclarar el verdadero respeto cultural y la realidad de la convivencia entre crevillentinos e inmigrantes; podemos observar algunas de las declaraciones “Aquí no existe racismo” o “en Crevillent estamos muy a gusto” y, no les falta razón, aquí viven felices, los que tal vez no estemos tan felices seamos los crevillentinos que estamos a su alrededor, esto queda bien reflejado en otro punto del reportaje donde apuntilla “ la integración no es tan grande como a muchos les gustaría. La comunidad islámica convive en paz con la población local sin que los lazos se extiendan mucho más allá”

Y aquí es donde está la gran cuestión, ¿integración, convivencia? Más bien yo lo llamaría tolerancia  contenida (o miedo).

–  En primer lugar, “un cruce de culturas” poco, en las fotografías tanto de portada como de interior  se puede apreciar solo comercios  y personas magrebíes, salvo tres o cuatro comercios regentados por crevillentinos, ya que gran parte de la avenida es suya.

– Según el reportaje tenemos un 7% de magrebíes, que gozan de dos mezquitas, ambas donde rezan hombres y mujeres, separadas entre sí, según rige su religión. Y donde van sus hijos para el estudio del islam. El resto de la población, según esto, un 93% contamos con tres parroquias para toda la comunidad cristiana (ya cuento con que no todos los crevillentinos son cristianos como no todos los magrebíes son islámicos).

-En los edificios donde la ocupación es mayoritariamente magrebí, brilla por su ausencia la limpieza de porterías y escaleras, no funcionan los timbres, puertas y buzones rotos o deteriorados, abandono del inmueble, etc.

– Los niños juegan en parques y jardines sin apenas vigilancia (las mamás están pero como si no estuvieran) sin respetar a nada ni a nadie, juegan al futbol invadiendo diariamente las calles y carreteras que se  que encuentran en su entorno,  golpean con su balón los coches que están aparcados en la vía pública y  más de un vecino se ha llevado un balonazo sin recibir disculpa alguna de parte del niño y mucho menos de la mamá que en ese momento estaba mirando para otro lado.

– En el mes de ramadán les da completamente igual que al día siguiente sea un día laboral, salen a la calle niños y niñas hasta las tantas de la noche jugando y gritando como si las 12 de la noche fueran las 12 del mediodía, las mamás están, pero siguen como ausentes.

– ¿Qué hablan valenciano correctamente? Puede ser, aunque yo no he logrado hacerme entender ni en valenciano ni en castellano, les hablo de la limpieza de las zonas comunes, del edificio, de que deben abonar la cuota mensual de comunidad, del respeto en las horas de sueño y descanso, de que deben cerrar la puerta de acceso al edificio por higiene y por seguridad. En fin, les hablo de las normas lógicas de convivencia de una comunidad vecinal, pero como digo, imposible hacerme entender, yo no hablo su idioma.

– Al inicio del curso escolar en algunos niveles se suele abonar una pequeña cuota para la compra de materiales para la realización de actividades escolares (lápices de colores, plastilina, fotocopias etc, etc) normalmente no suelen abonar dicha cuota, pero si se benefician de su utilización, porque bajo el lema de “no discriminar a ningún niño“ se aprovechan curso tras curso de nuestro buen hacer.

– En las becas escolares y del comedor, también son los primeros en las listas, siempre tienen más puntos que cualquier otra familia crevillentina (habría que estudiar el porqué)

– No son cristianos católicos, pero en la cabalgata de los Reyes Magos y tras ella, suelen ponerse a la cola una y otra vez, mamás y niños para recoger el juguete de ese año; suelen venir a caritas a solicitar ayuda, pero no solo piden, sino que exigen lo que ellos creen que se les debe dar.

Y así podría seguir con otros muchos temas, pero no me voy a extender más, sólo he dado alguna pequeña pincelada de por qué es tan feliz la comunidad magrebí en mí  estimada población. Dudo que seamos la envidia de nadie, que no sea árabe, ¡claro está!

No es ni por su integración ni por su aceptación a la cultura cristiano-europea sino que convivimos en paz porque los crevillentinos (la población autóctona según el reportaje) hemos optado en callar y aceptar que esta minoría condicione en muchos momentos nuestro modo de vida, pues en el momento que hacemos uso de la palabra y denunciamos las actitudes arriba enunciadas, rápidamente nos señalan con el dedo y en un idioma increíblemente entendible nos llaman ¡RACISTAS!

Carmen Mendiola Ibarra

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